Texto: Edgar Rodriguez
- El Dux de Venecia cumple un siglo de ser la cantina que da identidad a los habitantes de Azcapotzalco
Antes que tú nacieras ya estaba ahí. Sobre avenida Azcapotzalco, exactamente en el número 586. Seguramente pasaste a su lado, con gran indiferencia, tus ojos ni siquiera voltearon a ver su puerta abatible y su fachada sin pretensiones. Por el Dux de Venecia ha pasado la Revolución, la urbanización de mediados del Siglo XX, 90 años del PRI, dos sismos en 19 septiembre, la gentrificación. Sin embargo, sigue unida a nuestra existencia. Ya vivió cien años y los festeja como debe ser: tragos, música, botanas, encuentros e historias.
Las paredes del Dux cuentan la epopeya de una familia que por tres generaciones ha forjado cien años de historias entre parroquianos diversos: chintololos —como se llaman a si mismos los oriundos de Azcapotzaco—, godinez, estudiantes, bellezas de cantina, transeúntes curiosos, palomas negras, parranderos de cepa. La fauna aquí es diversa pero fiel, como los tragos y la comida. Destaca el color verde en las bebidas locales: el limón y la prodigiosa; el picante en la botana: caracoles, caldo de camarón, caldo de oso, fabada asturiana, pozole. Nada de cacahuates o chicharrones rancios.
El ambiente en el Dux es familiar, pero no significa que puedas traer a tus hijos; lo es por la camaradería que se respira. Puedes saludar a Enrique Escandón, nieto del fundador; bromear con los feligreses más asiduos, mentarle la madre al cantinero cuanto toca la campana que pone fin a la hora del amigo, cuando sirven dos bebidas al precio de una; despedirte de abrazo de los meseros e incluso recibir de ellos palabras de aliento.
La celebración de un siglo estuvo acompañada por la presentación de una cerveza de la casa, un torneo de dominó, un gaitero, un DJ, las mañanitas y un pastel. El 29 de julio se celebraron oficialmente cien años del Dux de Venecia, cuya fecha exacta de apertura es incierta, pero han optado por festejar el día en que nació su fundador: Enrique Escandón, el patriarca de esta familia.
Que cien años no es nada, que es un soplo la vida. Larga vida al Dux.
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