- ¿Te has preguntado de dónde sacan sus sexis corsets las chicas góticas? ¿O esos atuendos victorianos que portan los hombres dark? Platicamos con Ariel, un modisto que viste a esa banda que guarda una atracción irresistible hacia lo lúgubre.
Hay algo oscuro en el Centro de la Ciudad de México, ahí donde Tacuba se convierte en República de Guatemala y Monte de Piedad en República de Brasil. El edificio de esa esquina alberga un lugar que solo visitan los iniciados y alguno que otro transeúnte audaz que se atreve a levantar la vista hasta el cuarto piso y, curioso, se sumerge en el viejo edificio para ver un poco más.
La entrada es por el número dos de la calle Guatemala, un centro joyero que está entre una tienda de trajes y una mezcalería. Pero uno no va comprar joyas, así que pasa de largo el estrecho pasillo y sube 20 escalones que lo conducen a una inocente tienda que luce brillante junto a los anaqueles de vidrio cubiertos con anime. Habrá que subir 19 escalones más. El piso tiene tres tiendas: ropa asiática, spa de uñas y moda urbana; 19 escalones más para llegar al tercer piso: una estética de tatuajes, perforaciones, moda y accesorios. La duda se presenta, ¿valdrá la pena seguir subiendo? Sobre todo cuando uno mira de frente la palabra “Horror” en una lona, a manera de advertencia. Es demasiado tarde para volver sin nada.
Se suben los últimos 19 escalones, casi jadeando. Al fondo está abierta la puerta de madera. Entre la penumbra se ven los maniquís vestidos con atuendos góticos y dark; uno quiere entrar pero no puede. Una reja que siempre permanece cerrada se interpone en el paso. Se toca una, dos, tres veces, se insiste a fuerza de ver la puerta abierta y escuchar el radio a todo volumen. El truco es simple: usar algo metálico contra la reja para que el sonido sea lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de sus moradores. Entonces aparece un joven delgado, vestido de negro y sonriente que abre la puerta y dice en tono amable: “Pasa, te mostramos lo que gustes”. Él es Ariel y es nuestro anfitrión de este día.
El umbral oscuro
Hace más de 13 años Ariel vestía con gabardina, camisa de escarola y botas altas, también traía el cabello de colores. Compraba su ropa y accesorios en el mercado de La Lagunilla y en El Chopo, el legendario tianguis del rock y la contracultura al norte de la Ciudad de México. Tenía una amiga que le acompañaba en sus andanzas. Y aunque había cosas que les gustaban, tenían problemas porque no encontraban ropa de su talla o con la tela que querían. Así, empezaron a hacerse su ropa. Compraron telas y comenzaron a experimentar. Al principio, solo eran cuadros con mangas que poco a poco tomaron forma. Al ver el resultado, los amigos les pidieron algunas cosas y poco después probaron fortuna en el tianguis de la San Felipe, la popular colonia al nororiente de la ciudad. De esta forma llegaron los clientes mayoristas que les compraban a ellos para venderlos a su vez: Óscar Maya —que empezó como su cliente, después se hicieron amigos y ahora es, también, socio de la tienda—; Mónica, de la marca Mortis; incluso Brujas Dark —la tienda de ropa, zapatos y accesorios de estilo gótico que tiene muchos años en San Cosme—. Conocieron a los principales del gremio y empezaron a tener tratos comerciales con ellos.
El momento había llegado, se pusieron la meta de poner un local y pensaron en el Centro. Tenía la ventaja obvia de ser punto de paso de muchísima gente; además, quedaban cerca de la UTA, bar de la Unión de Trabajo Autogestivo que en ese entonces estaba en la esquina de Brasil y Donceles, razón por la cual la zona tiene afluencia de la banda gótica, punk y dark.
Al principio fue duro, las rentas en ese punto son muy caras. Las plantas bajas se alquilan por muchos miles y los traspasos se cotizan en millones. Pero no iban a renunciar a su sueño así que buscaron en primer, segundo, tercer piso. Terminaron en el cuarto piso de Guatemala número dos que, si bien, no tiene las ventajas de visibilidad de las plantas bajas, cuentan con el valioso beneficio de un público fiel y la curiosidad de alguno que otro que mira a lo alto del edificio.
La casualidad quiso que la UTA cerrara pocos días antes de que ellos abrieran, pero como la gente ya los conocía, los siguieron buscando y recomendando. El próximo abril se cumplen 15 años desde que se instalaron. En ese entonces el lugar se llamaba Estigia, la marca que hicieron entre Ariel y su amiga y socia. Años después se separaron y decidieron que nadie se quedara con el nombre. Fue así como él continuó y nació Horror Boutique.
El horror en boutique
Al principio Ariel se dedicaba al diseño, al corte y a los adornos, mientras que su compañera cosía. Desde hace unos seis años él también cose, pero su fuerte es el diseño. Trata de abarcar un poco todos los estilos para no encerrarse en uno y, con ello, abarcar todo el mercado alternativo: dark, gótico, punk, industrial; pero el estilo que más le entusiasma es el gótico clásico, Luis XV, Victoriano o dark cabaret, cosas con muchos olanes. Aunque, sin lugar a dudas, su mayor habilidad —o lo que más le gusta trabajar— es la corsetería.
Los que usamos estas prendamos sabemos que la buena hechura de un corsé es fundamental: si no aguanta la presión, si se revientan las costuras, si se salen las varillas, estamos ante una prenda de baja calidad. Pero la corsetería de Ariel no sólo tiene unos diseños hermosos, con distintos tonos de rojo, morado, negro o verde, finos remates de encaje y listón a juego, diversidad de telas vistosas y suaves al tacto, incluso una que otra flor negra que adorna el torso en su parte más angosta; también están hechos con especial cuidado al detalle. Toda la corsetería se prueba, pieza por pieza, para ver que esté derecho, que no tenga errores en la costura y se ponen las varillas con sumo cuidado, para pasar a una segunda revisión, por ello, el proceso es más tardado. También selecciona con cuidado el material empleado y busca adornos de calidad.
De ahí que su corsetería sea tan demandada no sólo en su tienda, sino en otras de la misma línea, tanto dentro como fuera de la ciudad. Incluso tiene clientes que se dedican a la venta de artículos para XV años y que le hacen encargos de estas prendas, las cuales no tienen un estilo tan gótico.
A fuerza de encargos y ajustes he pasado varias horas en la tienda de Ariel y he visto a mucha banda joven haciendo lo mismo y preguntando por algunos modelos. Él lo confirma, lo visitan gente entre 16 y 21 años, por eso se suele enfocar más en tallas pequeñas, o no falta la quinceañera que quiere su fiesta con un toque dark, aunque aclara que también tiene clientes de muchos años que ya tienen una amplia trayectoria en el movimiento alternativo y, a veces, señoras y señores mayores que todavía gustan de vestirse así.
La época alta es el fin de año. A partir de octubre el público se diversifica y ya no estamos solo los que gustamos del negro, el encaje y los olanes siempre, sin importar que el sol esté implacable; también llega mucha banda que va por el disfraz del Día de Muertos. Es ese momento en el que todos quieren algo negro con estilo alternativo, algo de corsetería, faldas amponas para disfrazarse de catrina. Pueden, también, convertirse en pirata, viuda negra o en una refinada señorita victoriana. Además, la banda alternativa también tiene conciertos y eventos importantes en esta época del año, así que habrá que actualizar el guardarropa gótico.
Durante estos años, ha participado en varios eventos, ya sea en pasarelas o haciendo ropa para obras de teatro. Sin embargo, hay un trabajo que recuerda en particular. Tan emotivo le resultó que deja el corsé en el que esta trabajando, mira al frente con su singular sonrisa, sus ojos se pierden en los recuerdos y empieza a contar:
“Uno de los que más me acuerdo fue muy chistoso. Hace varios años, cuando la UTA cerró aquí atrás, la pasaron a la calle de San Jerónimo, la Fundación del Centro Histórico hizo un evento cultural de Casa Vecina en todo lo que era Regina y los bares de por ahí, incluyendo a la UTA. Entonces, cada uno hizo su pasarela o evento afuera y para variar era el 15 de septiembre. Entonces nosotros dijimos ‘algo ad hoc a la fecha’, así que hicimos un charro de charol. Los herrajes y botones que llevan lo sustituimos por picos y estoperoles”. Ariel hace gestos con las manos, como si diera vida al diseño en el aire, reviviendo en su narración aquella vieja aventura. “Era un charro completo de charol y le hicimos su pareja: la china poblana, también de charol. En ese entonces unos amigos de nosotros fueron los que los modelaron. La que modeló la china poblana se paró el cabello con la clásica mohicana punk y se hizo unas trenzas con listones. Era una onda muy locochona, así entre punk y china poblana. Es de lo que más me ha gustado”.
Casi 15 años después, las cosas han cambiado un poco. Ahora hay mayor oferta en moda alternativa y eso reduce la venta. Algunos se han ido del gremio, han llegado talentos nuevos, y aunque la Ciudad de México es muy grande, los que se dedican a esto se conocen bien y tienen lazos fraternos que los unen. En El Chopo está Mónica con su marca Mortis; el compañero y socio de Ariel, Óscar Maya; la gente de Brujas Dark, que ya tienen muchos años en San Cosme; Doctor Frankenstein, con Omar, que no tiene muchos años, pero ahorita es una marca fuerte; Nosferatu, que también está en el Centro; los chicos de Dhampir, que están por el Metrobus Mixcalco, Lalo lleva muchos años en esto, en fin. Claro que ahora se tienen las ventajas del comercio en línea y la página de Facebook le ayuda a posicionarse, principalmente en otras ciudades, como Tijuana, Chiapas, Monterrey o Irapuato.
El movimiento
Cada vez que Ariel habla del tema, se refiere a él como “el movimiento”, es decir, esa banda alternativa que tiene gustos en común que van desde la ropa, hasta la literatura, la música o el cine, esa atracción irresistible hacia lo lúgubre. Como parte de esa banda ha sido objeto de burlas con las frases típicas “ya pasó Halloween”, “todavía no es Halloween” o “mira al vampirito”. A pesar de que el movimiento tiene mucho tiempo en el país, queda mucho por andar en la cultura del respeto.
“La verdad es que no puedes pelear con la gente, llega un momento en el que ya hasta da risa, la verdad hasta me da risa así de ‘bueno’. Y estamos hablando que aquí en el DF, la ciudad más grande del país, tiene una mentalidad más abierta. La verdad es que te vas a otros estados y ya es más difícil. He convivido con mucha banda dark de los estados y donde más sentí esa agresión hacia la comunidad fue en Aguascalientes. Fui a un festival de una amiga que tenía una tienda de ropa allá. Ella organizaba el festival dark y nos llevaba a mucha gente. Y pasabas y sí te decían de cosas. Se sentía la agresión”.
Con el tiempo uno se acostumbra a las burlas, a la agresión, al desprecio, pero hay mucho de falso en esa idea que los demás tienen del movimiento.
“Yo creo que no es tan así como lo pintan, que si eres dark tienes que sufrir. No, ¿por qué? Yo soy muy feliz. Lo que podría enfocar a la comunidad, lo que tenemos todos en común, que sí, nos gustan ciertas cosas, nos gustan cosas más lúgubres, películas de terror, libros de novelas, cosas que sí son diferentes, que a lo mejor mucha gente no lo digiere tan fácilmente, por eso a veces nos dicen ‘ay, los vampiritos’. Y no es que nos creamos vampiros. Mucha de la comunidad gótica, sus bases de la literatura sí fue la literatura de vampiros, y la gente lo retoma porque ‘ay, se sienten vampiros’. No, nos sentimos vampiros, yo no voy a salir a chupar la sangre en la noche. Pero sí, lo que tenemos es que se retomó una estética del vampiro muy marcada. La gente tiene ese estereotipo de que nos creemos vampiros. Pero no, es la estética, la vestimenta, la manera de arreglarte. El movimiento gótico fue hace mucho tiempo, ahora es retomar todo eso y adaptarlo a la época actual.
Aunque ser gótico nuevo o advenedizo también genera recelo en algunos miembros de la comunidad.
“Yo he visto que la comunidad sí es muy recelosa con los nuevos. Desde mi punto de vista está mal porque nosotros no nacimos siendo dark, ni gótico, ni punk, ni nada. Creo que en algún momento empezamos a adoptarlo y poco a poco te vas empapando y conociendo a la gente, y poco a poco vas creciendo en este movimiento. A mí en lo personal no me gusta ese tipo de actitudes porque al fin y al cabo comentes el mismo error que estás criticando. Supuestamente muchos de la onda gótica o punk critican que no son aceptados por la sociedad y si llega un dark, un punk nuevo y se quiere juntar con ciertos grupos a veces lo abren ¿Qué no es lo mismo por lo que estás peleando? Haces lo mismo que criticas. Creo que es un error que algunos hacen”.
Esa es otra de las maravillas de Ariel, que sin importar si estás en el movimiento o no te abre las puertas del Horror con una sonrisa. Por eso, sin siquiera buscarlo, allá arriba, en el cuarto piso de Guatemala dos, uno puede dejar salir esa oscuridad que lleva dentro sin temor a ser juzgado.
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- Escribo historias por gusto. No me puedo describir en tres líneas. Generalmente digo que soy jipi-darks-anarco-otaku, aunque, claro, esa esa solo una parte, lo demás es... complicado. Mejor: ¡miren, un ajolote bebé!